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ESCULTURA Y PINTURA

                                            ESCULTURA
La escultura de este periodo oscila entre la tendencia neoclásica, que perdura durante buena parte del siglo XIX, y el realismo historicista. El espíritu romántico se encuentra más en el ideal del artista que en los temas tratados.

En FRANCIA fue el país en el que sin duda se constituyo el grupo más homogéneo de escultores romanticos.
En GRAN BRETAÑA la escultura apenas y se desarrollo aquí.
En ESPAÑA los escultores decinonicos españoles continuaron en general fieles al neoclasicismo.


PINTURA

En contrapocisión a la pintura del siglo XVIII, respetuosa de los cánones clásicos, la del siglo XIX baso la  creación artística en el sentimiento y exalto hasta el paroxismo la locura o la soledad. El amor, el oído y la desespeación ocuparón un lugar preferente en el alma del pintor romántico y, para remediar estos males, la muerte o el suicidio fueron a menudo la única solución.
Los artistas decimonónicos descubrieron, tal vez a causa de Goya, la brutalidad  de la guerra y sus terribles secuelas. La intensidad de la acción y la violencia reemplazaron a la sobriedad y mesura que eran propias del periodo precedente.
El paisaje, al llegar el romanticismo, dejo de ser real y se lleno de misterio. Frecuentemente se convirtió en escenario ideal para la intervención de princesas encantadas e incluso del diablo y, ante estas naturalezas omnipotentes, el hombre apareció estremecido e indefenso.
 

La verdadera  consagración del romanticismo no tuvo lugar hasta la aparición de Eugene Delacroik, que comenzó a utilizar colores luminosos y ardientes, en violentos contrastes, colocándose en el polo opuesto del clasisimo de Ingles; pero aun más ardiente que el de Delacroix fue el temperamento de Theodore. 

Cautivaron al publico con temas de: paisajistas, retratistas, pintura decorativa y otros géneros.